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ÁFRICA EN NUESTRA SANGRE: EL LEOPARDO Y EL LEÓN

Blog Espiritual: Yone Alvarez Boccardo
Blog Espiritual: Yone Alvarez Boccardo

Este año comienza cargado de nuevas experiencias místicas, muy profundas y reveladoras. Y me invita a compartirte algunas de ellas. Quizás para traer a tu propia consciencia, cómo las bondades de la sabiduría espiritual que ya tenemos abierta, el diálogo personal profundo y la capacidad de observar los detalles estéticos, éticos y divinos en una cotidianidad serena o movida, siempre pueden llevarnos a caminar un paso más hacia adelante, hacia arriba y hacia adentro de nuestro aprendizaje como humanos en esta Tierra.

Estoy en una cena en este restaurante de alto estatus en la ciudad de Barcelona, España - donde vivo hace ya 9 años desde mi exilio venezolano-, y veo que está todo el mundo disfrutando, todos bien vestidos, todos reflejando su autoridad personal a través de su satisfacción de poder estar en un lugar que muestra su estatus.

 

Cuando voy al servicio del local, que es un baño que se suele usar como una discoteca a entradas horas y está en lo que sería un piso subterráneo, hay un señor africano, a quien luego le pregunto de dónde es y me dice que es nigeriano. Está un poco nervioso haciendo su trabajo de ponernos jabón en las manos, pasarnos un pañito para secarnos, etc. Veo su humildad, veo su inocencia, veo sus ganas de trabajar bien, veo su ansiedad y bueno, siento compasión y misericordia y le quiero felicitar, porque sé que está haciendo un buen trabajo y lo quiero alentar, porque es un trabajo que como tal es insignificante; lamento decirlo así, pero es un trabajo que no tiene sentido, que está hecho para una realeza imperial que ya no existe ni se pasea por esos baños, y sin embargo la gente sigue consumiendo este tipo de trato asimétrico alimentando su vanidad.

 

Y yo le doy la mano, le extiendo la mano, lo veo a los ojos para reconocer su alma, le doy la mano con mi abrazo de hermanos y le digo: - buen trabajo, ¿de dónde eres?

 

Y me dice que es de Nigeria, me sonríe, es un hombre negro; y claro, obviamente soy testigo del contraste entre su bonita sonrisa iluminada en respuesta a mi voz y sus ojos rojizos reflejando el dolor de su historia. Le doy la mano con fortaleza, le transmito fuerza, respeto, vitalidad, mucha energía crística, y me despido.

 

En el lado oculto de las estructuras de poder, también reposa nuestros ancestros. Ellos, los africanos que fueron en su momento llevados a Venezuela como esclavos, nos transmitieron en su mestizaje la fuerza que llevan en su sangre como hermanos.

 

Pero el colectivo global llegó a un acuerdo tácito: ser ricos nos hará sentir plenos, libres y realizados, y todos los ideales de tantas culturas se han sumergido en todos los procesos que implica perseguir este sueño, que es más bien una fantasía del Ego.

 

El lado oculto de todo este “malestar en la cultura” como diría Freud, donde “o corres o te encaramas”, no es sólo nuestra promoción de la desigualdad social a través de esos ideales donde la competitividad, la viveza y la astucia se encarnan como valores, sino nuestra imposibilidad de ver cómo en la experiencia sencilla, en el encuentro entre consciencias humanas ungidas de la misma dignidad y respeto, se recibe más y se da más, de lo que queda para siempre y alimenta el alma.

 

Él encarna la humildad, el trabajo silencioso, y esa herida colectiva de la desigualdad, de los pueblos oprimidos y olvidados. Su ansiedad refleja una lucha interna por encajar en un entorno que lo reduce a una función. Y sin embargo, su inocencia y voluntad son señales de su pureza espiritual.

 

Luego de salir del baño, me doy cuenta de que mi brazo está cargado, algo de su dolor ha quedado en mí. Comienzo a entrar en meditación para entender que ha pasado, y comienzo a ver y sentir al leopardo y al león activándose en mi antebrazo. He trabajado mucho con el concepto de los animales de poder, por lo que en vez de sorprenderme comienzo a reflexionar sobre su significado.

 

Parece que he recibido un regalo.

 

Siento como el felpudo y las garras del león revisten toda la parte externa de mi brazo derecho, siento las garritas abriéndose, y veo la pata gruesa y pesada de presencia, aprecio los tonos blanco y caramelo, y siento mucha fuerza. Por dentro, voy viendo como se activa también en mi brazo el leopardo, sus manchas se comienzan a teñir de rosa, y se van moviendo y danzando.

 

El león encarna la fuerza, desde una energía que se manifiesta con autoridad y dignidad. Es noble y protector, con corazón valiente y coraje. El regalo ha sido aceptar que el miedo es parte del camino, pero que, con confianza y determinación, he de honrar mi fuerza. La garra del león ha sido activada en mi brazo.

 

El león nos dice: “actúa con dignidad y asegúrate que tus acciones reflejen el poder auténtico de tu alma”.

 

El leopardo rosa, es un símbolo poderoso, pues el rosa es el color de la sanación emocional, como diciéndonos que es con el amor incondicional, la misericordia y compasión, que podremos sanar las fracturas y sombras de nuestro linaje herido.

 

El leopardo nos recuerda: “incluso en el dolor, hay belleza y transformación”. Venimos a liberar estos patrones de dolor ancestral en cada uno de nosotros, y podemos hacerlo desde una transmutación suave y amorosa.

 

Y sí, hemos venido a reconocernos a todos como hermanos, a reflejarnos la divinidad en cada unos de nosotros.

 

¡Amorosamente gracias hermanos africanos por la sabiduría del león y del leopardo!

 

Y te pregunto querido lector, ¿cómo quieres transformar cada uno de tus encuentros cotidianos en encuentros sagrados? ¿cómo deseas aprovechar y activar en ti la sabiduría del león y del leopardo?

 
 
 

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